RACING 3 – ESTUDIANTES 1

De galera y penal

Por la magia de Capria y tres penales, Racing le ganó bien a Estudiantes, sigue a uno de la punta y ahora espera más confiado la yapa: el domingo, Independiente.

Apareció él, justo él, para encender las llamas, para calentar el ambiente, para hinchar los corazones cuando el clásico que él supo jugar está ahí nomás. Apareció José Luis Calderón y pareció terminar con todo, con las ilusiones. Pero no contaban con la magia. Quedaba resto, quedaba polvo en la galera, un pase sensacional para Estévez, para otro foul, para otro penal, para otra definición de Capria desde los 12 pasos, para seguir arriba, para esperar mucho más calmo el nuevo cruce de vereda en Avellaneda, para dejar en claro que a los 35, más que correr, más que gritar, más que revolcarse para una ovación, vale el talento y el carisma de un crack con zurda mágica.

¿Por qué ganó Racing? Básicamente, porque se decidió a cambiar. Porque dejó atrás el papelón (no por el resultado, sí por el juego) que significó la derrota con Vélez y sin prender luces en exceso, al menos desparramó criterio para cuidar la pelota, para el toque corto. El toque distinto, dicho está, lo aportó Capria. No sólo por sus dos remates para transformar en goles las infracciones de Ortiz a Romero y de Cardozo al Pipa. También para calmar el temporal cuando la pelota no llegaba al destino final, para el toque corto o el largo, para bancarse casi solo todo el fútbol.

El 3-1 fue, en gran parte, mérito del enganche. No todo fue suyo. Aunque clave y goleador (con cuatro, dos de cabeza y dos de penal, es el top del equipo), Racing tuvo más que la zurda del Mago. El equipo jugó a otro ritmo, con otra intensidad, con otra dedicación. Le costó encontrar precisión, sobre todo en los últimos metros, pero tuvo la tolerancia necesaria como para no terminar cada intento en pelotazo. Hizo circular la bocha, aprovechó el ancho de la cancha con Romero (el ingreso de Grabinski le dio mayor seguridad para proyectarse), algo que Estudiantes no intentó a espaldas de los carrileros.

Con ese ida y vuelta del primer tiempo, más un vagón de piqueteros y las apariciones, a veces separadas por unos cuantos segundos, del Mago, Racing dominó el juego. Estudiantes casi no complicó en el primer tiempo. Pavone y Calderón corrieron mucho intentando bajar alguno de los tantos pelotazos, pero los del medio no acompañaron nunca. Llegó al gol del empate por esa indisciplina de un ex Independiente, por esa gestión del diablo que casi provoca una desazón, por una desatención defensiva. Ya no estaba Romero, reemplazado por Vitali en un cambio por lo menos llamativo (¿por qué no un volante?). Hubo desconcentraciones, temores, fallas, susurros, y Racing volvió en sí. Capria metió un pase sensacional, sentenció el 2-1 y antes de dejar el escenario, con la lengua afuera, en una nueva demostración de que los años no vienen solos sino con mucho fútbol, casi saca otro conejo, pero el centro de Vitali acabó. Sin él, apareció Estévez, más Corbatta que nunca, endemoniado y rápido, a pura gambeta, para enhebrar cada contra y soportar cada bochazo final. Le hicieron otro penal, el último, el tercero de la cuenta que, esta vez sí, no terminó en rojo. Sin Capria, definió Mirosevic, cuando de antemano la gente ya vivaba al chileno. Tanta fe, tanta fe. Y en un momento clásico, tan oportuno…

6 opiniones en “RACING 3 – ESTUDIANTES 1”

  1. Querido Hernancito:
    Recuerdo cuando nos cobraron dos penales y muchos de Racing despotricaban al Rojito por eso…
    En la siguiente fecha contra Estudiantes, como bien dijiste, a Uds. le dieron 3!… No 1, ni 2… Tres Penales…
    El Domingo 11 Lo dijo todo… Ra sin Club, Sigue siendo hijo nuestro… ¡Vamo’ Rojo!… Saludos fraternales hijo….

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