Argentinidad al Palo

Fuego en la legislatura. Casinos tomados. Rutas y calles cortadas. Comisarias ocupadas.

¿Revolución en puerta?

A mi modo de ver, todo lo contrario.

Método trotskista al revés. “Cuanto peor, mejor” usado ahora por derecha

argentina
, agazapada como siempre, feliz al ver los destrozos que los retardados hicieron ayer en la manifestación popular contra las leyes a votarse en la ciudad de Buenos Aires.

La derecha busca argumentos. Basta ver por ejemplo www.infobae.com y la encuesta que

hacen los muchachos de Hadad.

¿Hacia donde derivará la protesta social? ¿Evolucionará hasta construir una fuente de poder necesaria para poder constituirse en una nueva opción de gobierno de cambio real? Mi temor, que creo sumamente fundado, es que siga dando argumentos a los violentos realmente para cambiar las cosas a su modo (es decir volviendo el rumbo hacia las políticas militares y menemistas).

Aún cuando me cuesta dificil de llevar a la práctica, y las discusiones que eso me lleva con amigos varios, la respuesta es la pacífica. La violencia nunca es la respuesta.

Si bien comprendo que no siempre puede evitarse, creo que los dirigentes sociales nuevos y emergentes tienen que entender como moverse y ser prudentes con lo que pregonan.

La salida a esto que nos pasa, no es mágica. No nos va a sacar Kirchner, Duhalde, Carrió, Macri, ni Mandrake.

Sólo saldremos, cuando nos organicemos. Cuando dejemos de esperar, para hacer. Cuando dejemos de mirar, para participar. Cuando dejemos de protestar, para presionar.

Cuando dejemos de ser espectadores, para ser protagonistas.

Mientras no cambiemos, nada cambiará.

Siempre repito la misma frase, pero es casi ya la guía de mis acciones. Es la de Antonio Gramsi: “Con el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”. Lamentablemente, cada día estoy más pesimista. Sin embargo, mi voluntad sigue intacta tratando de contagiarla al resto.

Veremos si sirve para algo.

Un abrazo

Hernán Pablo Nadal

Un comentario en “Argentinidad al Palo”

  1. Quizá la clave está en que la Argentina necesita un estadista, un político que tenga claro qué es el interés de la mayoría y cómo hacerlo, ahorrando palabras lindas y demagogia. Kirchner no es un estadista, no puede serlo. La demagogia es su fuerte y no se sabe enfrentar a los problemas reales de la gente. Pero si no es K, ¿quién puede serlo?

    López Murphy propuso, en tiempos de De La Rúa, un plan económico que perjudicaba a las clases más favorecidas de la Argentina y obligaba a los gobernadores de las provincias a trabajar. Duró poco, López Murphy. Quizá sea el momento de revisar qué medidas económicas proponía, porque muchas de ellas pueden sacar a la Argentina del marasmo. Desde luego, a K. le falta autoridad y talante, y sin autoridad ni talante, ni sobre todo, un Plan, es difícil que pueda sacar a la Argentina de donde está.

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