Un Canario piensa la Argentina

Armando Quintana un amigo de Facebook quien se define: “Soy canario y ciudadano del mundo,con deseos de libertad, de justicia y de que hayamos muchos que luchemos por la tolerancia y la igualdad entre los seres humanos” comparte con nosotros un texto que escribió para Listao.

Armando Quintana un amigo de Facebook quien se define: “Soy canario y ciudadano del mundo,con deseos de libertad, de justicia y de que hayamos muchos que luchemos por la tolerancia y la igualdad entre los seres humanos” comparte con nosotros un texto que escribió para Listao.


Argentina es un pueblo que desde hace veintitantos años me llama la atención. Tuve que atender a muchos de sus paisanos, como también chilenos, que huían de las dictaduras allá existentes. Su integridad física corría peligro. Las historias que escuchaba eran espeluznantes. A muchos en este país, que le debe tanto –España-, se les concedió la protección del asilo político. Y muchos de ellos, cuando desaparecieron las causas que originaron su salida, volvieron a su país de origen a reconstruir, con los suyos, un país que se quedó a la deriva. Todo un acto de valentía, rechazando la seguridad que le ofrecían estos muros por el riesgo en edificar otros.


Volvió la democracia. Pero siguieron llegando argentinos a España. Los temas parecían los mismos. Veías documentales y surgían ante tu mirada espectáculos un tanto dantescos. Sobre todo cuando en un momento, visto desde aquí, parecía que los poderosos se rifaban el país y lo ofrecían en venta a gente de fuera.

Nunca he querido opinar de lo que no entiendo bien, de lo que no vivo desde dentro, sobre todo cuando es un tema político. Pero siempre me ha sorprendido una cosa: la admiración a un pueblo que, consciente de las riquezas naturales y productivas que tiene, sale a la calle a protestar, a reivindicar sus derechos por encima de todo –y ahí están en mi retina las imágenes de las caceroladas-, la conciencia de su situación, y que, sin embargo, cuando hay unas elecciones el cambio que se produce es meramente formal y no de contenidos. Amigos argentinos a quienes les pregunto me cuentan historias, dicen que verdaderas, que a uno le cuesta trabajo asumir. Votos comprados, mayores votos para los de siempre donde más pobreza y menos cultura y cosas similares.

No juzgo. No vivo la situación. Temo hablar de estas cosas. Pero valoro la conciencia del pueblo que reivindica, que sale a la calle, que pide cambios, que cree en la evolución. Se merece mucho más.

Estos días, de manos de otro amigo argentino, me han llegado unos documentales. “Memoria de un saqueo”, “la Argentina emergente”… Los he visto con atención. He prestado mi escucha. Mi corazón latía. Veía como algunos se emocionaban contando lo que habían vivido. Desapariciones, privatizaciones, venta al capital extranjero, más bien regalos al exterior, un porcentaje amplio en barrios cercanos a la capital y en pueblos sumidos en el paro, la miseria y la incultura. Poca atención a la educación… No siento que en España seamos mejores. Habremos tenido más suerte. En otros momentos muchos fueron a buscar la vida allá. Pero esa suerte también se la merece el pueblo hermano. No es justo los vaivenes en los que viven. Merecen una estabilidad. Y unos líderes más competentes. Que busquen la fortaleza unidos a su pueblo, más que en las alianzas con compinches más allá de las fronteras. Argentina, pueblo mestizo, mezcla de culturas y orígenes diversos, se merece también vivir los beneficios de ese mestizaje, cuando los otros no solo negociemos para sacar réditos sino cooperemos para compartir beneficios.

Gracias, Hernán, por esta oportunidad que me das. Y que las fronteras caigan, y los muros sean paredes que nos unan.

Sabbatella: “La torta está mal distribuida”


“Es urgente profundizar una distribución más justa de la riqueza”, señaló hoy el candidato a diputado Martín Sabbatella durante un acto en la plaza central de la ciudad de Laferrere, partido de La Matanza.

“El 30 por ciento de la sociedad está aún bajo la línea de pobreza; eso significa que más de 12 millones de personas viven en hogares que no alcanzan a cubrir la canasta básica”, explicó Sabbatella y agregó: “El Estado tiene que definir políticas más fuertes para enfrentar esta situación; para impedir, por ejemplo, que 25 chicos se sigan muriendo por día por causas evitables”.

“Queremos más y mejor Estado, no menos como proponen los sectores conservadores que proponen volver a las recetas del pasado. Queremos que la torta se reparta en forma equitativa y eso significa sacar recursos de rentas extraordinarias como los que se generan en la actividad financiera, el petróleo, el juego o la minería, para poder invertir más recursos en políticas sociales y de creación del empleo”, manifestó el intendente de Morón, actualmente en uso de licencia, ante 600 militantes y vecinos.

“Es urgente una reforma tributaria progresiva, porque hoy el 30 por ciento de los recursos del Estado provienen del IVA que pagamos todos y sólo el 22 por ciento del Impuesto a las Ganancias. Eso hay que revertirlo”, explicó.
La actividad, organizada por Nuevo Encuentro, culminó con el reparto de porciones de una torta gigante, con la que Sabbatella graficó la distribución de la riqueza en el país. Además del primer candidato a diputado nacional estuvieron presentes sus pares Jorge Ceballos y Viviana Caminos, la primer candidata a diputada Laura Berardo y referentes políticos y sociales de La Matanza.

“En estos últimos años se instrumentaron políticas que mejoraron la distribución, pero aún no es suficiente”, señaló Sabbatella y explicó que “la brecha entre el 10 % más rico y el 10 % más pobre es de casi 29 veces. Esa diferencia era de 12 veces en el ’74, antes de que se destruyera el aparato productivo nacional y que se realizara la concentración de ingresos más tremenda que padeció nuestro país. Hoy el PBI por persona es 35 % más alto que a mediados de los ’70 y sin embargo los pobres se multiplicaron por seis”.

“La urgencia, ante este escenario de crisis económica mundial, es establecer un blindaje social, para proteger el empleo y la inclusión”, expresó el candidato y ejemplificó: “Es imprescindible extender la asignación por hijo a todos los trabajadores, incluyendo a los que están en negro o desocupados, que significan un 60 por ciento de la población económicamente activa; como así también ampliar el seguro de desempleo”.

Mundo Lego

Los Geeks están dominando el mundo. De eso no hay duda, pero algunas cosas parecen demasiado.

Sin embargo, otras son muy simpáticas y llenan a los usuarios de esa sensación nostálgica de sentir de nuevo el juego en sus vidas, como esta serie de objetos basados en los ladrillos de encaje Lego.

Cámara de Fotos y MP3

Velas

Lámparas

Cerámica

Muebles

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Consejos prácticos para que las ONG puedan utilizar los servicios online gratuitos o de bajo costo,

Comparto con uds un artículo de La Nación donde varias ONG argentinas explican que utilización hacen de las nuevas tecnologías.

En mi caso, cuento que utilización hacemos en Greenpeace Argentina de Internet y los teléfonos celulares.


Transcribo un extracto de la nota:

Activismo tecnológico

La filial argentina de Greenpeace es una de las organizaciones líderes en el uso de Internet y nuevas tecnologías a nivel mundial, e incluso dentro la propia organización. En la Argentina tiene su página Web central y sitios exclusivos de algunas campañas, como el Blog Riachuelo. Pero además llega a 800.000 suscriptores vía correo electrónico, a 4000 blogs relacionados con su temática y a través de las redes sociales continúa difundiendo sus acciones.

En Twitter, por ejemplo, el canal local de la organización tiene casi 1500 seguidores. Pero en Sónico la cifra asciende a más de 9000 y en Facebook, a casi 55.000. A su vez, los videos de su canal de YouTube tuvieron más de 900.000 vistas.

“Dentro de Greenpeace somos la oficina que tiene la base de datos más grande del mundo en términos absolutos y somos el laboratorio tecnológico de la organización”, relata orgulloso Hernán Nadal, coordinador de nuevas tecnologías que con su equipo capacita a las filiales de Rusia, la India, Filipinas y del sudeste asiático, entre otras.

Y si bien en un principio sus actividades se difundían básicamente a través de Internet, ahora también incluyeron los teléfonos móviles. “Apostamos a la gente que tiene celular porque es mucha más que la que tiene Internet y así incorporamos nuevos públicos. Además, la tasa de respuesta es mucho más alta que por correo electrónico”, sostiene.

A través de los mensajes de texto, la organización llega a más de 250.000 personas registradas, que reciben gratuitamente alertas y convocatorias sobre distintos temas desde un teléfono celular conectado a una computadora que envía SMS al igual que los programas de envío masivo de correo electrónico. Al tratarse de una solución casera se puede enviar entre 4000 y 5000 mensajes por día.

Además, este año incorporaron un nuevo servicio de alertas premium pagas ($ 0,50 final por mensaje) a las que los usuarios pueden suscribirse enviando un número corto seguido de una palabra clave (ECO al 23456, por ejemplo) para recibir informaciones regularmente.

Pero aunque puede parecer una opción para recaudar fondos, en realidad, Greenpeace sólo recibe el 10% del valor del mensaje y el resto se lo quedan las compañías telefónicas y los intermediarios necesarios para implementar este servicio.

“Nosotros pagamos un precio corporativo para el envío de SMS, que es mayor al que paga cualquier persona. Y no hay un precio especial para las organizaciones sociales que no lucramos con estos servicios”, afirma Nadal, que agrega que tampoco existe en la Argentina un sistema para donar dinero a una organización a través del celular. En ese sentido, el costo es la principal limitación para que las organizaciones sociales continúen desarrollando acciones en este campo.

Corea del Sur, sin salida.

Comparto con uds un artículo publicado por Le Monde:

El esbozo de un fondo de solidaridad asiática evidencia la intención de la región de enfrentar la crisis sin la ayuda del Fondo Monetario Internacional. En Corea del Sur, la tormenta económica acabó con un gobierno desacreditado y provocó el estallido social. La exacerbación de tensiones con Corea del Norte no alcanza para distraer a la sociedad…

por Philippe Pons, enviado especial

Periodista. Autor de Misère et crime au Japon, du XVIIe siècle à nos jours, 1999, y de D’Edo à Tokyo, 1988, ambos en ediciones Gallimard, París.

Traducción: Carlos Alberto Zito

Al acceder al poder en febrero de 2008, el presidente de centroderecha Lee Myung-Bak había prometido una “Corea globalizada” en la que cada habitante tendría ingresos anuales de 40.000 dólares. Ignoraba que doce meses más tarde su país sería uno de los más afectados por la crisis del neoliberalismo que él mismo defendía, ni que su firmeza respecto a Corea del Norte generaría las más graves tensiones entre ambos Estados en una década, al punto de casi dejar a Seúl marginado en las conversaciones de los Seis (China, las dos Coreas, Estados Unidos, Japón y Rusia) sobre la desnuclearización del régimen de Pyongyang.

El disparo por parte de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), el 5 de abril de 2009, de un misil de largo alcance fue acogido con calma en el Sur, cuya población está acostumbrada, desde hace medio siglo, a las invectivas y amenazas de los dirigentes del Norte. Luego de semanas de preparativos militares, con anuncios de una posible intercepción del proyectil, el gobierno volvió a una posición más moderada, después de que Washington decidiera no reaccionar militarmente a ese disparo. Sin embargo, Seúl se colocó a la vanguardia de los países que exigieron al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas “firmes sanciones” por “el grave atentado” a la estabilidad de Asia Oriental.

Esa conducta no sorprendió a nadie. Lee, preocupado por desmarcarse de sus predecesores de centroizquierda –a su entender demasiado conciliadores– inauguró su presidencia suspendiendo la ayuda a Pyongyang hasta que el régimen hiciera concesiones. A fines de 2008, Corea del Norte anunció que los acuerdos de no agresión entre ambos países pasaban a ser letra muerta.

Al igual que las autoridades japonesas, el gobierno de Lee adoptó una posición intransigente respecto de Pyongyang. Si, una vez finalizada la agitación internacional respecto de la RPDC, Estados Unidos abre –como es probable– un diálogo directo con ese régimen, Corea del Sur “no tendrá otra opción que cooperar con Washington, pero entonces puede ser excluida por el Norte”, estimó Paik Hak-Soon del Instituto de Investigaciones Sejong en Seúl.

Una sociedad fragmentada

Sin embargo, la cuestión norcoreana no constituye la principal preocupación de los surcoreanos, que no se sienten directamente amenazados. Los preocupa más el deterioro de la situación económica. El riesgo de que la crisis económica y la crisis social se combinen, es aun más grande en la medida que dos tercios del Producto Bruto Interno (PBI) dependen de mercados externos. El gobierno es consciente de ello: en marzo adoptó un presupuesto de 29.000 millones de wons (16.500 millones de euros) para la creación de empleos y para ayuda a los más desfavorecidos.

La crisis social podría ser aun más severa que aquella provocada por la tempestad financiera asiática de 1997-98, que al menos estaba localizada. Corea del Sur podía entonces contar con los mercados de Estados Unidos y de Europa para levantar cabeza; lo que logró, a pesar de haberle llevado cierto tiempo. Hoy en día, frente a una crisis mundial, e independientemente de los esfuerzos que hagan los coreanos, la mejora depende de la situación en el exterior. Además, hace once años la sociedad surcoreana era más homogénea, mientras que ahora ha crecido la distancia entre quienes “salen adelante” y los otros, subraya el sociólogo Kim Yong-hak. Y, según los institutos de investigación, las suspensiones de empleos podrían continuar y alcanzar las quinientas mil a fines del primer semestre.

Una sociedad más fragmentada, un Parlamento donde partidos desconectados de la sociedad debaten de manera caótica, un jefe de Estado impopular… La calma es precaria. A pesar de la reducción de salarios y horas extra para mantener los empleos, y de amortiguadores tales como la disminución del número de flamantes egresados que ingresan en el mercado laboral –quienes, desmotivados por una baja del 10% al 20% en el salario inicial prefieren prolongar sus estudios– el país se ve aspirado por una dolorosa espiral; el gobierno ya casi no cuenta con la confianza de la población. A pesar de una cierta solidaridad frente a las dificultades, las diferencias ideológicas se radicalizan. Un signo del malestar: el que critica al gobierno suele ser calificado de “rojo”.

Lee quedará en la historia de la joven democracia surcoreana como el jefe de Estado cuya “luna de miel” con la opinión pública fue la más breve. Su popularidad, que cayó al 20% tres meses después de su elección, está actualmente alrededor del 30%. Su política rápidamente quedó a contratiempo: predicó la firmeza frente a Corea del Norte en momentos en que la administración Bush pasaba de la hostilidad al compromiso, e impulsó un neoliberalismo puro y duro, cuyos excesos quedarían en evidencia con el derrumbe de Wall Street. Hoy en día debe recurrir a recetas keynesianas para tratar de frenar las repercusiones de la crisis.

Duramente afectada, Corea del Sur, que había entrado en el club de los países desarrollados a fines de la década de 1990, vuelve a una costumbre ancestral de penuria, aprendiendo de nuevo a vivir con poco y a practicar la solidaridad. En ese país obnubilado por la búsqueda del éxito, la pobreza –vivida como algo indigno– se esconde en los parques y en los pasajes subterráneos.

La crisis aún no tuvo los efectos dramáticos de la que data de 1998 (pánico, venta de oro, suicidios). Sin embargo, este año será duro para ciertos sectores: trabajadores con contratos de duración determinada (la mitad de los asalariados), pequeñas y medianas empresas. “El gobierno aprovecha la situación para reducir los derechos de los trabajadores irregulares, aumentando de dos a tres años el período más allá del cual el empleador está obligado a contratarlos definitivamente”, se quejó la señora Jin Young-ok, ex-vicepresidenta de la Confederación de sindicatos coreanos (KCTU), la organización más combativa, que reivindica ochocientos mil afiliados. Pero, la KCTU, afectada desde enero por un caso de acoso sexual en el que está implicado su Presidente, y que la dirección trata de minimizar, no está en la mejor posición para llevar adelante las grandes negociaciones anuales sobre los salarios y el empleo, que comenzaron a fines de abril con los patrones.

Por ahora, los coreanos se mantienen unidos, pero no hay que descartar un nuevo brote de “democracia ciudadana”. En efecto, ninguna de las grandes formaciones políticas parece poder hacerse eco de las demandas de la sociedad civil. Luego de décadas de dictaduras militares sostenidas por Estados Unidos, Corea del Sur inició, en junio de 1987 y bajo la presión de la población, una democratización consolidada una década más tarde por la llegada al poder de la gran figura de la disidencia, Kim Dae-jung.

El giro a la derecha que representó la elección de Lee en diciembre de 2007, no significa un cuestionamiento de los logros democráticos. El nuevo Presidente fue llevado al poder por un centro amplio que reunía a moderados y a decepcionados del centroizquierda (entre ellos una parte del mundo obrero, movilizado por la esperanza de que la aceleración del crecimiento le sería más beneficioso que las aleatorias políticas de redistribución).

La severa derrota del centroizquierda en las elecciones presidenciales ya reflejaba las inquietudes de la opinión pública: empleo precario, difícil inserción de los jóvenes, aumento del precio de las propiedades. Pero ésta también se debió a un excesivo pesimismo respecto de los indicadores económicos, por entonces globalmente positivos. La expansión de China, con sus índices de crecimiento de dos dígitos, daba la impresión a los coreanos –que en el pasado habían conocido un desarrollo comparable– de que todo iba mal en su país.

Decepcionados por una “socialdemocracia” que no había cumplido sus promesas, muchos se dejaron seducir por el neoliberalismo del dinámico Lee Myung-bak, empresario convertido en intendente de Seúl. Y dieron su apoyo masivo, sin hacerse demasiadas preguntas, a un hombre que atraía tanto a los conservadores como a los jóvenes, proclamando que lo que era bueno para los conglomerados industriales (chaebols) era bueno para el país.

Sin embargo, el nuevo equipo dirigente se precipitó en machacar los objetivos tanto irrealistas como imprecisos de los plazos del “Programa 747” del Presidente (7% de crecimiento anual, 40.000 dólares de ingreso anual por habitante en lugar de los 24.000 actuales, y septimo lugar en las economías mundiales en vez del decimotercer lugar que ocupa en la actualidad), lo que ofuscó a la opinión pública. La crisis iniciada a fines de abril de 2008 por la reanudación de las importaciones de carne vacuna estadounidense –que durante semanas generó manifestaciones de hasta cien mil personas por día en Seúl– transformó la ofuscación en oposición.

Los “netizen” se movilizan

Ese “levantamiento” de la opinión pública tomó desprevenido al gobierno y desorientó a los analistas extranjeros, que vieron allí una reacción xenófoba. En realidad, la importación de carne vacuna estadounidense –destinada a facilitar la ratificación por parte de Washington del acuerdo de librecambio con Corea del Sur– cristalizó diversos descontentos. A aquellos preocupados por la seguridad alimentaria, se sumaron estudiantes secundarios resistentes a una reforma educativa, budistas que se consideraban discriminados por un Presidente miembro de una secta protestante militante, y también los sindicatos. No faltó en esa coalición, en un principio pacífica, un sentimiento anti-estadounidense latente, compensatorio de la dependencia estratégica del país.

A medida que se extendía, el movimiento se fue radicalizando, dando lugar a enfrentamientos con la policía antimotines: sin embargo, contrariamente a las generaciones precedentes de opositores, munidos de cócteles molotov, éstos manifestantes marchaban llevando velas en sus manos…

La represión policial, el cansancio de los ciudadanos y las excusas del Presidente, que humildemente se comprometió a mostrar un mayor respeto por la opinión pública, hicieron que el movimiento se disipara. La “Topadora” –sobrenombre de Lee, que subraya su “empuje”– se había topado con una pared. “Irónicamente, el mérito de Lee Myung-bak fue reavivar la protesta”, estimó Gavan McCormak, historiador de la Universidad Nacional de Australia, especializado en Asia Oriental.

La reactividad de una democracia directa cuyos movimientos nacen y mueren vía Internet constituye una de las características de la vida política surcoreana. Los netizen (ciudadanos de Internet) vigilan el sistema económico y denuncian sus desvíos. Esas nuevas expresiones de participación civil (1), menos ideológicas y más emocionales que las de la “generación democracia” (de los años 1960-1980), inquietan e incomodan al gobierno: al no ser violentas resultan más difíciles de manejar bajo el argumento del mantenimiento del orden. Por lo tanto, el gobierno pretende controlar la red por medio de una ley sobre la ciber-difamación, proyecto denunciado como violatorio de la libertad de expresión por OhMynews, uno de los principales sitios de información. Mientras que los grandes medios son pro-gubernamentales, muchos de los sitios son, en efecto, un espacio de contra-poder.

La democratización de la sociedad surcoreana fue más rápida que la evolución de su clase política, la cual se posiciona más en función de pertenencias regionales que de una división izquierda-derecha. Esos alineamientos oportunistas acabaron hartando a la opinión pública, como lo demostró el porcentaje de participación más bajo de la historia coreana registrado en las elecciones legislativas de abril de 2008: 46%. El escrutinio confirmó el giro a la derecha del país –el Gran Partido Nacional (GPN) logró 153 bancas sobre 299, mientras que la Unión Democrática pasó de 136 a 81– y la distancia que existe entre los representantes electos y la sociedad.

En los años 1960-1980, el movimiento estudiantil fue la fuerza viva de la lucha contra las dictaduras. Posteriormente, el mundo obrero y los movimientos de ciudadanos tomaron el relevo opositor. Pero, actualmente, muchos jóvenes coreanos, que crecieron en una sociedad democrática y próspera, están más aferrados a los avances materiales que a los valores tradicionales (sacrificio, solidaridad) o a los ideales progresistas de sus padres. “Con el crecimiento, los coreanos perdieron su motivación para luchar por la democracia”, estimó Lee Soho, que presidió la KCTU luego de haber fundado el sindicato de docentes.

Excepto una minoría politizada, la joven generación tampoco cuestiona el sistema capitalista, ni el poder del dinero, aunque sea brutal. Frente a la derecha “no existe ninguna fuerza de alternancia creíble. Los jóvenes son más individualistas, menos solidarios. Están decepcionados por la política tal como se la practica, pero sin embargo no creo que estén despolitizados”, añadió Lee Soho. La participación de los jóvenes en la vida política toma a menudo la forma de acciones dispersas, pero que podrían fundirse en un amplio movimiento, como ocurrió durante la crisis de la carne vacuna estadounidense. En momentos en que el giro a la derecha de Lee Myung-bak quedó estancado económica y políticamente, esa democracia directa aun puede reservar sorpresas.

1 Véase las entrevistas de Benjamin Joinau en: Séoul, l’Invention d’une cité, Autrement, París, 2006.

Desayuno sobre Desarrollo de Recursos: Tendencias y oportunidades para organizaciones sociales en el contexto actual

Fecha: miércoles 20 de mayo
Horario: 09.30 a 12.30hs
Lugar: Fundación Compromiso, Arenales 1457, piso 7º, Cdad. de Bs.As.

Coordinadoras:
Edith Schrott y Débora Kullock

Costo:
$20 por participante.

Se entregará certificado de asistencia y bibliografía de apoyo.

Algunos de los temas a tratar son:


  • ¿Qué está pasando hoy con el financiamiento de las organizaciones sociales?
  • ¿Cuáles son las estrategias más efectivas en contextos turbulentos?
  • ¿Qué tenemos que fortalecer o cambiar del modelo de financiamiento institucional para aprovechar las oportunidades que presenta el contexto actual?

Conocé a las coordinadoras:

Edith Schrott es psicóloga y técnica superior en marketing. Consultora Asociada del Centro de Management Social en temas de desarrollo de fondos y marketing social. Asesora en temas de desarrollo y comunicación de Fundación Compromiso. Fue Directora de Asesoramiento Institucional de Fundación Compromiso.

Débora Kullock es técnica superior en Marketing. Consultora Asociada del Centro de Management Social en temas de desarrollo de fondos, marketing y fortalecimiento institucional para organizaciones sociales de Argentina y Latinoamérica. Se ha desempeñado como Coordinadora de Marketing Directo de UNICEF Argentina, docente invitada en el Posgrado de OSFL de la Universidad de San Andrés, facilitadora y docente de la Fundación Compromiso y Jefa deMarketing de McDonald´s Argentina.

Completá el formulario de inscripción haciendo click aquí.

Las vacantes son limitadas y por cuestiones de capacidad, sólo podrá inscribirse una persona por organización. Una vez confirmada la inscripción, en caso de no poder participar es importante que nos avises para que podamos asignar el lugar a las organizaciones en lista de espera. La no asistencia sin aviso previo restringe tus posibilidades de acceder a próximas actividades.

Organiza: Fundación Compromiso