Aumentan los adultos en las redes sociales

El porcentaje de adultos que tienen un perfil en una red social se cuadriplicó pasando de un 8% en 2005 a un 35% actual de acuerdo a un estudio de diciembre de 2008 realizado por Pew Internet & American Life Project.

Los adultos jóvenes son mucho más participativos. El 75% de los usuarios ubicados en la franja de 18 a 24 utilizan estos sitios en comparación al 7% de los usuarios de 65 años o más.

¿Cómo usar Twitter como una herramienta efectiva de Marketing?


Guy Kawasaki publicó un artículo interesante sobre las potencialidades de Twitter como herramienta de marketing.

Según el autor, existen 10 puntos fundamentales para sacarle jugo a esta herramienta:

  1. Olvidarse de los “líderes de opinión”. Si bien existen grandes personajes en la web que “influencian” al resto de los usuarios, Kawasaki propone prestar atención a los usuarios regulares.
    Si lo que hacés le gusta a miles de estos usuarios, los “líderes de opinión” terminarán escribiendo sobre vos.
  2. Desenfocar tus esfuerzos. El objetivo de llegar a grandes masas de público se debe a que no sabés quien de todos ellos puede y quiere ayudarte a cumplir tus objetivos. (Si lo supieras los contactarías directamente). Sin embargo, esta estrategia solo es posible si podes contactar a mucha gente a un bajo costo. Y Twitter cumple perfectamente con este requisito.
  3. Conseguí todos los seguidores que puedas. Olvidate de lo que te dicen que es más importante la calidad de tus seguidores que la cantidad. La razón por la que querés más cantidad es para alcanzar el “tipping point”, es decir, el punto donde muchísima gente está hablando de tu trabajo.
  4. Revisá que es lo que la gente dice de vos, de tu empresa y/o tu producto. La forma más directa es usar la herramienta de búsqueda de Twitter. Yo lo uso para saber, por ejemplo, que se está conversando sobre Greenpeace u otros temas ambientales.
    También se puede usar Twilert, para crear alertas sobre las palabras claves que nos interesan que se enviarán automáticamente al correo electrónico.
    Sobre este punto Kawasaki recomienda que cuando encontremos estos tweets, actuemos rápido:
    Si el usuario está enojado, hay que ayudarlo.
    Si el usuario está confundido, hay que ayudarlo.
    Si el usuario tiene preguntas, hay que ayudarlo.
    Si el usuario está contento, hay que pedirle que difunda ese material.
    Simplemente monitoreando Twitter, estarás usando esta herramienta mejor que el 95% de las compañías que lo incluyen en sus estrategias online.
  5. Pedí ayuda. No seas tímido y animate a pedir que difundan tu material. Si les gusta, lo haran, sino no.
  6. Facilitá el posteo de material en Twitter. Twitterfeed es una herramienta que permite tomar contenido RSS de donde vos elijas y enviarlo a tu cuenta de Twitter.
  7. Creá una lista de emails. Una vez que tengas muchos seguidores que reenvíen tus Tweets es útil crear una lista de correo para que elijan que temas les reenviarán a sus seguidores y así evitar saturaciones o temas que no son de su interés.
  8. Facilitá el “Postealo en Twitter”. Según Rashmi Sinha, CEO de Slideshare la herramienta más útil para incrementar el tráfico de su sitio fue el botón “Post to Twitter”, superando a el envío por email.
  9. Ofrecé ofertas especiales. Si tenés una compañía de e-commerce esta es una buena idea para promover tus productos brindando una ventaja a tus seguidores (fieles clientes). He visto algunas compañías de turismo que ya lo están haciendo.
  10. Decile a los quejosos que se vayan donde ya sabés. Algunos no estarán de acuerdo con tu uso de Twitter. No te preocupes. Siempre llega un punto donde alguno se molesta con otro en Twitter. Si alguno tiene un inconveniente, decile que deje de seguirte. Fin de la discusión. Esta herramienta es 100% opt-in, es decir, que nadie recibe tus mensajes si no está dispuesto a hacerlo.

Espero que les sirvan estos consejos. Si quieren pueden ser uno más de los 53.730 seguidores de Guy Kawasaki y si les queda ganas pueden seguir a este humilde servidor.

El Papa Benedicto XVI, El Holocausto y Juan Pablo II


A raíz de mi opinión sobre el Papa Benedicto XVI y su decisión sobre levantar la excomunión a un obispo que negó el Holocausto publicada el sábado pasado en Twitter, se inició una discusión en mi perfil de Facebook sobre el tema con casi 60 comentarios.

Entre ellos, hay uno interesante de Pío Romero Carranza, amigo muy inteligente con el que tenemos ideas muy diferentes de ciertos aspectos de la vida pero que respeto mucho: “respecto a este Papa, es igual al anterior solamente que no es hipócrita ni carismático. Es notable como la mayoría le compró la sonrisa al anterior y ni se preocupó por el mensaje.”

Coincido totalmente con Pio.

Justamente sobre este tema, recordé un texto de Eduardo Galeano que leí hace poco y que me gustaría compartir para pensar un poco más quién era Juan Pablo II.

El Nombre más Tocado

En la primavera de 1979, el arzobispo de El Salvador, Óscar Arnulfo Romero, viajó al Vaticano. Pidió, rogó, mendigó una audiencia con el papa Juan Pablo II:

– Espere su turno
– No se sabe
– Vuelva mañana.

Por fin, poniéndose en la fila de los fieles que esperaban la bendición, uno más entre todos, Romero sorprendió a Su Santidad y pudo robarle unos minutos.

Intentó entregarle un voluminoso informe, fotos, testimonios, pero el Papa se lo devolvió:

– ¡Yo no tengo tiempo para leer tanta cosa!.

Y Romero balbuceó que miles de salvadoreños habían sido torturados y asesinados por el poder militar, entre ellos muchos católicos y cinco sacerdotes, y que ayer nomás, en vísperas de esta audiciencia, el ejercito había acribillado a veinticinco ante las puertas de la catedral.

El jefe de la Iglesia lo paró en seco:
-¡No exagere, señor arzobispo!

Poco más duró el encuentro.

El heredero de San Pedro exigió, mandó, ordenó:

¡Ustedes deben entenderse con el gobierno! ¡Un buen cristiano no crea problemas a la autoridad! ¡La Iglesia quiere paz y armonía!

Diez meses después, el arzobispo Romero cayó fulminado en una parroquia de San Salvador. La bala lo volteó en plena misa, cuando estaba alzando la hostia.

Desde Roma, el Sumo Pontífice condenó el crimen.

Se olvidó de condenar a los criminales.

Años después, en el parque Cuscatlán, un muro infinitamente largo recuerda a las víctimas civiles de la guerra. Son miles y miles de nombres grabados, en blanco, sobre el marmol negro. El nombre del arzobispo Romero es el único que está gastado.

Gastadito por los dedos de la gente.

El texto es parte del libro “Espejos”