Noche de teatro: El Choque Urbano


Ayer intenté ver Rey Lear en el San Martín, pero llegué tarde y no había entradas.

Como no queriamos quedar sin ganas de ver algo, nos mandamos a una cartelera de Corrientes y conseguimos entradas para “El choque Urbano”. Corrimos hasta “El Cubo” un espacio teatral nuevo ubicado a una cuadra del Abasto.

Llegamos casi sobre el comienzo, nos sentamos y empezó la obra “Fabricando Sonidos”.

Hacía rato que tenía ganas de ver a estos pibes que fabrican sonidos con instrumentos no convencionales como tachos de basura, plásticos, relojes o vidrios, e incluso sus propios cuerpos. Un show impresionante que hace que uno tenga que esforzarse por no empezar a golpear la butaca o la cabeza del que tiene adelante.

Para destacar la versión de Libertango, que sorprende en medio del show de percursión pura.

El Choque Urbano es un referente musical de vanguardia que se renueva continuamente bajo una misma premisa: rescatar elementos cotidianos y re-significar su utilidad por medio del sonido.

Y finalizando el espectáculo, invitan a la gente a participar siendo parte de una orquesta tribal compuesta por los profesionales del escenario y los que tienen ganas de jugar en la platea.

Una Buena noticia: Prohibido desalojar a comunidades aborígenes

El Senado de la Nación le otorgó ayer media sanción por unanimidad a un proyecto de ley que declara la emergencia, durante cuatro años, en materia de posesión y propiedad de las tierras ocupadas por comunidades indígenas.

El proyecto suspende por ese período las sentencias de desalojo de esas tierras y establece que en los primeros tres años de su implementación el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) debe realizar un relevamiento de los dominios para delimitar los territorios que ocupan las comunidades aborígenes.

La norma también instaura un fondo especial de 30 millones de pesos para la asistencia de las comunidades indígenas del país, que deberán ser manejados por el INAI, que depende del Ministerio de Desarrollo Social. El proyecto fue creado y presentado por la senadora santacruceña Alicia Kirchner, quien desde hoy se desempeñará de nuevo al frente de la cartera que manejará el millonario fondo.

En su discurso, Alicia Kirchner mencionó que hay 914 comunidades registradas y aseguró que la norma “permitiría tener una radiografía para poder fortalecer estas comunidades y trabajar con nuestros paisanos argentinos”. “Si alguien pregunta cómo vamos a hacer para reconocer los territorios, yo contesto que hay pozos, cementerios, aguadas, lugares sagrados, como innumerables indicadores que permiten identificarlos”, sentenció.

La senadora jujeña Liliana Fellner llamó a “parar los desalojos porque, si no, mucho menos se puede pensar en el título de propiedad de esas tierras”. En tanto, el cordobés del Partido Nuevo, Carlos Rossi, recalcó que “no es lo mismo luchar por las tierras habiendo sido desalojados de ellas” y agregó que hay que “dar una respuesta a los procesos judiciales que van a causar un daño irreversible”.

Salvavidas de plomo – Eduardo Galeano


Según la voz de mando, nuestros países deben creer en la libertad de comercio (aunque no exista), honrar la deuda (aunque sea deshonrosa), atraer inversiones (aunque sean indignas) y entrar al mundo (aunque sea por la puerta de servicio).

Entrar al mundo: el mundo es el mercado. El mercado mundial, donde se compran países. Nada de nuevo. América latina nació para obedecerlo, cuando el mercado mundial todavía no se llamaba así, y mal que bien seguimos atados al deber de obediencia.

Esta triste rutina de los siglos empezó con el oro y la plata y siguió con el azúcar, el tabaco, el guano, el salitre, el cobre, el estaño, el caucho, el cacao, la banana, el café, el petróleo… ¿Qué nos dejaron esos esplendores? Nos dejaron sin herencia ni querencia. Jardines convertidos en desiertos, campos abandonados, montañas agujereadas, aguas podridas, largas caravanas de infelices condenados a la muerte temprana, vacíos palacios donde deambulan los fantasmas…

Ahora es el turno de la soja transgénica y de la celulosa. Y otra vez se repite la historia de las glorias fugaces, que al son de sus trompetas nos anuncian desdichas largas.

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¿Será mudo el pasado?

Nos negamos a escuchar las voces que nos advierten: los sueños del mercado mundial son las pesadillas de los países que a sus caprichos se someten. Seguimos aplaudiendo el secuestro de los bienes naturales que Dios, o el Diablo, nos ha dado, y así trabajamos por nuestra propia perdición y contribuimos al exterminio de la poca naturaleza que queda en este mundo.

La Argentina, Brasil y otros países latinoamericanos están viviendo la fiebre de la soja transgénica. Precios tentadores, rendimientos multiplicados. La Argentina es, desde hace tiempo, el segundo productor mundial de transgénicos, después de Estados Unidos. En Brasil, el gobierno de Lula ejecutó una de esas piruetas que flaco favor hacen a la democracia y dijo sí a la soja transgénica, aunque su partido había dicho no durante toda la campaña electoral.

Esto es pan para hoy y hambre para mañana, como denuncian algunos sindicatos rurales y organizaciones ecologistas. Pero ya se sabe que los paisanos ignorantes se niegan a entender las ventajas del pasto de plástico y de la vaca a motor, y que los ecologistas son unos aguafiestas que siempre escupen el asado.

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Los abogados de los transgénicos afirman que no está probado que perjudiquen la salud humana. En todo caso, tampoco está probado que no la perjudiquen.. Y si tan inofensivos son, ¿por qué los fabricantes de soja transgénica se niegan a aclarar, en los envases, que venden lo que venden? ¿O acaso la etiqueta de soja transgénica no sería la mejor publicidad?

Y sí que hay evidencias de que estas invenciones del doctor Frankenstein dañan la salud del suelo y reducen la soberanía nacional. ¿Exportamos soja o exportamos suelo? ¿Y acaso no quedamos atrapados en las jaulas de Monsanto y otras grandes empresas de cuyas semillas, herbicidas y pesticidas pasamos a depender?

Tierras que producían de todo para el mercado local, ahora se consagran a un solo producto para la demanda extranjera. Me desarrollo hacia fuera, y del adentro me olvido. El monocultivo es una prisión, siempre lo fue, y ahora, con los transgénicos, mucho más. La diversidad, en cambio, libera. La independencia se reduce al himno y a la bandera si no se asienta en lasoberanía alimentaria. La autodeterminación empieza por la boca. Sólo la diversidad productiva puede defendernos de los súbitos derrumbamientos de precios que son costumbre, mortífera costumbre, del mercado mundial.

Las inmensas extensiones destinadas a la soja transgénica están arrasando los bosques nativos y expulsando a los campesinos pobres. Pocos brazos ocupan estas explotaciones altamente mecanizadas, que en cambio exterminan los plantíos pequeños y las huertas familiares con los venenos que fumigan. Se multiplica el éxodo rural a las grandes ciudades, donde se supone que los expulsados van a consumir, si los acompaña la suerte, lo que antes producían. Es la agraria reforma: la reforma agraria al revés.

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La celulosa también se ha puesto de moda, en varios países.

El Uruguay, sin ir más lejos, está queriendo convertirse en un centro mundial de producción de celulosa para abastecer de materia prima barata a lejanas fábricas de papel.

Se trata de monocultivos de exportación, en la más pura tradición colonial: inmensas plantaciones artificiales que dicen ser bosques y se convierten en celulosa en un proceso industrial que arroja desechos químicos a los ríos y hace irrespirable el aire.

Aquí empezaron siendo dos plantas enormes, una de las cuales ya está a medio construir. Luego se incorporó otro proyecto, y se habla de otro y de otro más, mientras más y más hectáreas se están destinando a la fabricación de eucaliptos en serie. Las grandes empresas internacionales nos han descubierto en el mapa y se han brotado de súbito amor por este Uruguay donde no hay tecnología capaz de controlarlas, el Estado les otorga subsidios y les evita impuestos, los salarios son raquíticos y los árboles brotan en un santiamén.

Todo indica que nuestro país chiquito no podrá soportar el asfixiante abrazo de estos grandotes. Como suele ocurrir, las bendiciones de la naturaleza se convierten en maldiciones de la historia. Nuestros eucaliptos crecen diez veces más rápido que los de Finlandia, y esto se traduce así: las plantaciones industriales serán diez veces más devastadoras. Al ritmo de explotación previsto, buena parte del territorio nacional será exprimido hasta la última gota de agua. Los gigantes sedientos nos van a secar el suelo y el subsuelo..

Trágica paradoja: éste ha sido el único lugar del mundo donde se sometió a plebiscito la propiedad del agua. Por abrumadora mayoría, los uruguayos decidimos, en el año 2004, que el agua sería de propiedad pública. ¿No habrá manera de evitar este secuestro de la voluntad popular?

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La celulosa, hay que reconocerlo, se ha convertido en algo así como una causa patriótica, y la defensa de la naturaleza no despierta entusiasmo. Y peor: en nuestro país, enfermo de celulitis, algunas palabras que no eran malas palabras, como ecologista y ambientalista, se están convirtiendo en insultos que crucifican a los enemigos del progreso y a los saboteadores del trabajo.

Se celebra la desgracia como si fuera una buena noticia. Más vale morir de contaminación que morir de hambre: muchos desocupados creen que no hay más remedio que elegir entre dos calamidades, y los vendedores de ilusiones desembarcan ofreciendo miles y miles de empleos. Pero una cosa es la publicidad, y otra la realidad. El MST, el movimiento de campesinos sin tierra, ha difundido datos elocuentes, que no sólo valen para Brasil: la celulosa genera un empleo cada 185 hectáreas y la agricultura familiar crea cinco empleos por cada diez hectáreas. Las empresas prometen lo mejor. Trabajo a raudales, millonarias inversiones, estrictos controles, aire puro, agua limpia, tierra intacta. Y uno se pregunta: ¿por qué no instalan estas maravillas en Punta del Este, para mejorar la calidad de vida y estimular el turismo en nuestro principal balneario?

No se me importa un pito

Uno de los poemas más conocidos de mi poeta preferido, Oliverio Girondo.
Dedicado a las mujeres que saben volar.

No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.

Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida.

Soy perfectamente capaz de sorportarles una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?

¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres…

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores!

Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
“¡María Luisa! ¡María Luisa!”… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!

¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes… la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Ya Salvamos la Reserva, ahora vamos por Más

Este es un éxito histórico en nuestra campaña para salvar los bosques nativos de la tala y los desmontes que sólo pudimos concretar gracias a tu apoyo.

Luego de más de un año y medio de trabajo en la zona conseguimos esta enorme victoria. Una victoria, no solo de Greenpeace y sus “Jaguares” deteniendo con sus motos las topadoras, sino de todos . Los máximos responsables fueron personas como vos, nuestros socios y ciberactivistas; y toda la comunidad unida para defender nuestro patrimonio natural y social. Salvamos un lugar único de su destrucción y hoy sus habitantes, las familias que viven en y del monte, van a conservar su hogar. Las tierras hoy son de los Wichi.

Esta victoria nos da la fuerza para avanzar en nuestra tarea. El problema de la deforestación no está resuelto, sino que empeora día a día. Estamos perdiendo un equivalente a 40 canchas de fútbol por hora de bosques nativos en nuestro país.

Necesitamos tu compromiso. Si querés detener la deforestación hacé click aquí y sumate a Greenpeace como socio. Tu aporte es fundamental.

Como nos viste decir hoy, junto con los caciques Wichi y un grupo de celebridades que nos viene acompañando en esta lucha: GANAMOS EN PIZARRO, AHORA VAMOS POR MÁS.

Las tierras preservadas con la creación de la nueva reserva nacional representan sólo el 10 por ciento de las 250 mil hectáreas de bosques nativos que se pierden por año en nuestro país . Junto con los bosques también desaparecen animales en peligro de extinción y pierden su hogar comunidades enteras de aborígenes y campesinos.

Nuestro próximo objetivo es lograr que se promulgue una Ley Nacional de Ordenamiento Territorial que establezca claramente qué zonas de bosques pueden ser utilizadas para la siembra y qué zonas deberán ser protegidas para mantener vivos nuestros bosques nativos , conservar la diversidad biológica y evitar que se sigan sucediendo tragedias ambientales como las terribles inundaciones de los últimos años en Santa Fé y Tartagal en Salta.

Te necesitamos para lograrlo. Sumate ahora a Greenpeace haciendo click aquí. Con tu aporte podremos lograr que se detenga la deforestación descontrolada en nuestro país. Defendamos juntos nuestro patrimonio natural.

Esta victoria es de todos.

Gracias por acompañarnos. Ahora vamos por más .

Un fuerte abrazo,

Martín Prieto.
Director Ejecutivo.
Greenpeace Argentina

PS: Si querés apoyar económicamente esta y otras campañas de GREENPEACE hacé click aquí o copiá y pegá el siguiente link en tu explorador de Internet:
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