Maximiliano, un hijo hecho para ganar

Jorge Göttling
jgottling@clarin.com

Maximiliano no se permitió perder, instalado en el deseo familiar desde su gestación. Nació con los escarpines de punta y así afrontó la vida. No soportó demasiadas derrotas, pero, si las hubo, no retornó a la comodidad del útero materno. Un hijo fabricado para ganar. Bien erotizado por su madre, sostenía con ella relación simbólica, mantenían claves siempre bien resueltas por el niño. Jugaban chanzas que inflaron su ego. Blanca, la dulce, le preguntaba si en el colegio le habían dicho que él era el más bello, Maximiliano ingenuamente decía que no. Son unos envidiosos, era la sentencia y ambos reían. Descifró el mensaje con los años.

Su padre lo incorporó a la cultura con mandatos parabólicos: no ganés siempre todas las bolitas, porque te quedarás sin quien jugar. Maximiliano ganó casi todas las bolitas de niño, casi todas las posiciones de adulto. Era distinto, sin necesidad de pose. Lo ayudó también su porte, moreno, ojos aceitunados, sonrisa gardeliana. Llegó pronto a niveles gerenciales en empresa de punta.

Vestía traje, como los otros, era igual pero distinto. Ellos lucían como visitador médico o vendedor de sastrería. Impostaban el cuerpo para esa ropa. Maximiliano era, por si mismo, un afiche del triunfo.

Se casó dos veces, dos veces se divorció. No tuvo hijos, se hizo reacio a la vida sujetada. Siempre con los tapones de punta egresó como as de la universidad, as en el golf. En la empresa, respetado, amado, odiado y envidiado, calidades que genera el éxito. La vida social de Maximiliano se complicó, era número impar en todas las fiestas. Por pericia, seducción, también por los ojos verdes, comenzó a ganar, en ese ámbito, todas las bolitas. Todas y ninguna. No sufrió cuando quedó solo.

Patea los links del golf, a los cincuenta su figura sobresale, tiene un buen lejos, pero sólo lo acompaña el “caddie” que lleva los palos. Nadie compite. Está jugando ahora al pool en la mesa del club y atina en todas las troneras, Maximiliano no encuentra hoyo que se resista. Tampoco amigos.

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