Sana paranoia

El padre de un chico asesinado preguntó: “¿Nos habría invitado esta noche si no se hubiese incendiado el patrullero?”. Dijo Majul que se quedó pensando.

Por Sandra Russo
El ministro de Defensa dijo –que indague quien corresponda por qué lo dijo– que este país “se está volviendo inseguro”. Mariano Grondona, después de esa payasada digna de Titanes en el ring que fue montar un debate entre Raúl Castells y Carlos Escudé amparado en la escenografía de las “barbas simétricas”, convocó a su audiencia a participar de la encuesta que está llevando adelante Infobae, cuya pregunta es la siguiente: “¿Está usted de acuerdo en que este país se está volviendo inseguro, como dijo el ministro de Defensa?”.

El zapping condujo, a la misma hora, a América, donde Luis Majul fue cacheteado verbalmente por el padre de Diego Lucena, el chico asesinado en La Matanza, después de un editorial en el que el conductor clamó por orden y racionalidad, sugiriendo que al orden y a la racionalidad los que se le oponen son los amigos y vecinos de Lucena que incendiaron un patrullero. Arrancado, el padre de Diego Lucena le preguntó: “¿Nos habría invitado esta noche si no se hubiese incendiado el patrullero?”. Dijo Majul que se quedó pensando. El debate posterior sobre “la creciente ola de violencia” también fue bizarro, y es que parecen buscarse resultados bizarros. Los debates que propone la televisión de aire no buscan clarificar conceptos ni analizar fenómenos sino replicar los exabruptos que antes encarnaban las chicas Coppola. Patricia Bullrich y un dirigente de Quebracho, qué debate.

Patricia Bullrich

En los diarios Clarín y La Nación, sorprendente, impunemente, las producciones periodísticas del fin de semana siguieron la inercia Radio 10, convertida ya en una suerte de soporte de intelectuales orgánicos invertidos.

La “violencia” siguió siendo asimilada al “fenómeno piquetero”, los “cortes de rutas” y la “toma de la comisaría”, como si una muerte de grado menor, una muerte minúscula, coyuntural y sosa hubiese hecho su horrible reingreso en la Argentina. La Nación desplegó profusos artículos para dar cuenta del “borde quebrado” que significó el viernes la “toma de la comisaría” (hay cierto goce en el uso de la palabra “toma”: ella sola reenvía las connotaciones por las que brinda la derecha), pero no abundó en el crimen de Cisneros. Clarín, en su edición del lunes, publicó una página entera con opiniones de políticos y empresarios sobre el “fenómeno piquetero”. Se supone que fueron consultados después del asesinato de La Boca –la edición no dice nada al respecto–, pero sin embargo ni uno solo de ellos hace referencia a la muerte de grado menor, esa muerte minúscula, coyuntural y sosa que se llevó la vida de Cisneros.

Por el contrario, en esa producción aparece Elisa Carrió respondiendo a la pregunta “¿Cómo evalúa los últimos hechos que tienen a los piqueteros por protagonistas?”. Y dice: “En principio, pareciera que se trató de un ajuste de cuentas entre sectores piqueteros”. Su compañero de página, Mauricio Macri, responde a su turno: “Es preciso poner claramente los hechos en palabras. Un grupo de piqueteros, una vez más, se adueñó de la ciudad porque dice estar en contra del Gobierno. Otro grupo tomó una comisaría porque dice estar a favor del Gobierno. La conclusión es clara: tenemos montones de piqueteros, pero el Estado y la ley brillan por su ausencia”.

¿De qué están hablando? ¿Cómo se puede obviar con tanto desparpajo, con tanta sorna, la muerte de un hombre? ¿Qué borde terrible, oscuro y final hay que cuidarse de no pasar en este país si no es precisamente el que separa la vida de la muerte? ¿Por qué mirilla angosta y miserable se puede enfocar la realidad para saltearse, en el análisis de los últimos días, la muerte de Cisneros?

El gran aparato del poder de siempre aparece, esta última semana, dando señales de recuperación, después de un año de zozobra. Confluyen en él nombres y apellidos conocidos y otros que con sus purismos maníacos le vienen al pelo. Confluyen en él los grandes medios de comunicación, desmantelados esta temporada de tanques pensantes y predispuestos para banalizar todo. Un debate entre Castells y Escudé, qué divertido.

¿El Oso Cisneros estaba hecho de otro material que Axel Blumberg? Un asesinato, cualquier asesinato, escandaliza, ¿o hemos sido amaestrados para que sólo nos escandalicen los muertos de los asaltos y de los secuestros extorsivos? La sombra de un asesinato político no parece conmover al Gran Aparato, posiblemente porque el Gran Aparato está despejando el terreno para sigan ocupando las primeras planas los secuestros extorsivos, y sigan ocupando escasas líneas las muertes dudosas. Y esto es escalofriante, toda vez que si esto es cierto, significa que habrá más muertes dudosas.

Hemos llegado a una curva del camino en la que es necesaria tanto la prudencia y la racionalidad como una cuota de sana paranoia. Este país nos habilita para ejercerla con todo derecho.

“Nocturno Porteño” por Hernán Nadal

No es una pálida. Ya van varios post con quejas, puteadas y denuncias. En este caso, para los masoquistas que me pidieron que manden algo mío, aquí va un cuento que escribí hace unos años. El próximo post volveré con lo habitual. Por hoy, un descanso.

Saludos,

Hernán Pablo Nadal (Tao)

Nocturno Porteño

– I –

Tres horas había caminado por la noche porteña. Saliendo de su departamento de Corrientes y Esmeralda notó que la avenida ya no era como antes. Su antiguo esplendor transformado en una triste soledad.

Parejas saliendo de teatros, grupos de amigos comiendo en algún restaurante habían mutaron en vagabundos pidiendo limosna y cartoneros juntando en cada esquina papeles y cajas.

Sobre una de las paredes, un cartel medio despegado mostraba la sonrisa ensayada de aquel que antes pedía que lo sigan y ahora, a pesar de haber despedazado el país, insistía con que lo voten para su tercer período.

Ya no había marquesinas, ni luces, ni risas. Corrientes opaca y triste no hacía sino reflejar la desaparición de la alegría de la ciudad.

Estamos matando a Buenos Aires – pensó, consolándose de compartir, al menos, sus sentimientos con la ciudad.

Después de tanto deambular sin rumbo fue a parar a ese bar. Nunca había estado allí, pero el cartel lo invitó a entrar: “Los mareados”, decía. Su tango preferido como nombre de un café.

Entró serenamente al lugar. Eligió una de las tantas mesas desocupadas y se sentó. Los murmullos de rigor y los acordes de una milonga saliendo de un viejo Winco.

Se acercó el mozo. Vestido de blanco, con un repasador colgado de su brazo, le preguntó que se iba a servir. Siempre que salía con ella tomaba lo mismo. Como no podía ser de otra manera, pidió una ginebra.

La mesa elegida daba cuenta del pasado. Sus anteriores visitantes habían dejado escritos sobre ella algunas declaraciones de amor, escudos de fútbol, símbolos políticos y hasta algún chiste.

Pocas mesas ocupadas, y un tipo que lo miraba sin mucho interés.

Sacó un paquete de cigarrillos, tomó el único que quedaba y lo encendió. Disfrutó cada una de las pitadas, que fue turnando con tragos a la ginebra que le habían servido. Pidió dos más. Aún con la cabeza perdida en alcohol no podía dejar de pensar en la charla con Pamela que había tenido esa tarde.

Basta. No te quiero más. ¿No entendes? No me jodas. No te quiero volver a ver.

No.

No entendía. Miró su reloj. Las tres de la madrugada. Se dio cuenta que había estado sentado por más de dos horas. Metió la mano en el bolsillo y lo vació sobre la mesa. Unos billetes, un peine y un anillo.“Sobre tus mesas que nunca preguntan lloré una tarde el primer desengaño”. Cansado, dejó caer su cabeza contra la madera gastada. Cerró sus ojos y se durmió.

A pesar de la situación alcanzó a soñar algo.

El mozo lo despertó. Sólo recordó parte de un sueño: la cara de Pamela al momento de rechazarle el anillo de compromiso.

El bar cerraba y era él, el último en irse.

Estaba amaneciendo y le dolía la cabeza.

– II –

Paró en una farmacia a comprar aspirinas. Compró un paquete, masticó tres y guardó el resto. Siguió caminando. Ahora con un destino: la casa de Pamela

Sus pies pesaban y su frente le dolía. Metió las manos en los bolsillos de su gabán y siguió. Al pasar frente a una vidriera descubrió que el reflejo que su rostro no difería mucho del de los pordioseros de Corrientes.

Pensaba una y otra vez en lo que iba a decir. Imaginó mil respuestas frente a cada una de las posibles preguntas y reproches de Pamela. Ensayando conversaciones, llegó a la esquina de la casa y lo que vio lo detuvo.

Pamela estaba en la puerta, besándose con un hombre. No podía ver sus caras, pero estaba seguro que era ella. Lentamente, fue saliendo de su inmovilidad. Y caminó hacia ellos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para hacer notar su presencia, dejaron de besarse y se miraron.

Ella trató de hablar, pero el hombre se le adelantó. -¿Qué haces acá?- preguntó. Era Sebastián, su mejor amigo. El que lo llamaba hermano.

-¿Qué haces hijo de puta?- Contestó.

Todos callaron. Observó a Sebastián y Pamela tomados de la mano. Sintió ganas de vomitar. De su bolsillo sacó las aspirinas. Estiró el brazo y se las ofreció a Sebastián.

Tomá gil, agarralas. Las vas a necesitar.

Cerró su campera y se fue cantando:

“los favores recibidos creo habértelos pagado

y si alguna deuda chica sin querer se me ha pasado

a la cuenta del otario que tenés se la cargas”.

Se retiró un grande: Rocco Siffredi

Rocco Siffredi: 1300 películas porno junto a 4000 mujeres

“Se retira el más grande”, dirían las revistas deportivas si se tratara de un atleta. Limitándose a su especialidad, el cine porno, al actor italiano de cuarenta años, Rocco Siffredi, bien le cabría este titular. A lo largo de sus veinte años de trayectoria filmó 1.300 películas rodando escenas de alto contenido erótico junto a 4.000 mujeres diferentes. “El rey del porno”, que ahora se dedicará a dirigir, aclaró que su retiro no tiene nada que ver con ningún problema físico. “Estoy muy bien, es de familia”, dijo luego de comentar que su abuelo “tuvo 27 hijos de dos mujeres distintas”. “Nieto ‘e tigre”.

Rocco

“Rosa sabe bien la diferencia entre sexo por trabajo y sexo por amor”, dijo la estrella porno al referirse a su esposa húngara, con quien está casado hace 13 años y comparte dos hijos, Lorenzo, de 7 años, y Leonardo, de 4. Consultado por el secreto de su éxito, Rocco aclaró que no se debía sólo sus 24 centímetros de virilidad, sino sobre todo a su resistencia. “Puedo resistir en erección hasta dos horas y puedo repetir la prestación más de diez veces al día; y lo hago en serio, no hay ficción en mis películas, por lo que necesito compañeras de rodaje con las que establecer un mínimo de feeling”, agregó la bestia.

 

MI participación en la protesta (SI, el de la foto soy yo)



BUENOS AIRES / SALTA (24 de junio de 2004).– Activistas de Greenpeace disfrazados de “vampiros de la soja” realizaron una irónica protesta en las puertas del Ministerio de Salud y Medio Ambiente, cuyo titular es Ginés González García, al montar un irónico “brindis” para “festejar” el remate de una reserva natural en el norte de Salta.

Los “vampiros” entregaron un simbólico “agradecimiento” a Ginés González García por su inacción frente al tema.

“El ministro González García no puede ignorar este problema: debe intervenir urgentemente. La fiebre de la soja está destruyendo el último tercio de bosque nativo que queda en la Argentina, y desalojando a pobladores locales de sus tierras”, denunció Emiliano Ezcurra, coordinador de la campaña de Biodiversidad de Greenpeace Argentina.

Ayer, el gobierno de Juan Carlos Romero remató parte de la reserva natural: se abrieron los sobres de la parcela N°1 cuyo remate favoreció a la empresa Curel por 1millón 361 mil pesos. La parcela N°2 fue para la firma MFU. S. A. con 1 millón 800 mil pesos. En tanto, la parcela N°3 y N°4, también favoreció a la empresa Curel por 1 millón 10 mil pesos y 1 millón 21 mil pesos respectivamente. La apertura de sobres continuará hasta concluir con las 7 licitaciones.

Según informó el propio gobierno en una comunicación oficial, la venta se subdividió en siete parcelas, realizando una oferta básica “y posteriormente un remate del que participan los oferentes que propusieron un mayor precio por estas parcelas”.

La reserva, principal sustento de comunidades criollas y de la etnia wichí, es única en su tipo: posee especies arbóreas del ecosistema de las Yungas como el cebil, el lapacho y el cedro y del ecosistema del Chaco Semiárido, como el quebracho colorado y blanco, el algarrobo y el mistol. La fauna de la zona es muy rica se destacan diversas especies de aves y mamíferos como el loro hablador, tucanes y corzuelas, pecaríes, monos y diversas especies de armadillos.

Greenpeace tomó conocimiento en marzo de la aprobación de una Ley de desafectación de la Reserva que Romero envió al parlamento provincial como primer paso para la venta de la Reserva. Los pobladores de General Pizarro, pueblo ubicado dentro de la Reserva, tomaron contacto con la organización ecologista y desde entonces vienen realizando gestiones y movilizaciones tanto en Pizarro como en Salta capital para detener la venta de la Reserva.

A pesar de estar planificada la venta desde enero de 2003, el gobierno en ningún momento informó a los pobladores locales de sus planes, y la ley salió rápidamente durante las sesiones extraordinarias del parlamento salteño en marzo pasado.

De cuando eramos del Primer Mundo

MEMORIAS

En la página 920 de su libro de memorias, Bill Clinton recuerda: “Volé a Nigeria para ver al presidente Olusegun Obasanjo. Quería apoyar sus esfuerzos por combatir el sida antes de que alcanzara los niveles de los países del sur africano y para resaltar la reciente sanción parlamentaria del Tratado Africano de Comercio, que yo confiaba ayudaría a la comprometida economía argentina”. Qué gesto más generoso de parte del líder demócrata. Y Río de Janeiro, como se sabe, es la capital de la Argentina.

Una reserva natural que se remata

Y sí.

Argentina da para todo.

En Salta, el gobernador va a rematar una reserva natural.

Para tratar de impedirlo, Greenpeace organizó ayer una protesta en la casa de esa provincia.

Estuve ahí.

Les dejó el suelto publicado hoy en Pagina 12.

CULTO

“La administración Bush ha engañado al pueblo estadounidense. Ha aislado a los Estados Unidos, como lo han señalado diplomáticos y mandos militares norteamericanos. Sus torpezas en Irak han dado nueva y terrible vida al culto de la muerte defendido por Osama Bin Laden.”

(De un editorial del conservador diario británico Financial Times.)

Descifrando a Foucault

He visto que por lo general se llega a Foucault con ideas raras: se piensa que está mucho más cerca del marxismo de lo que está, o que es una especie de crítico cultural, alguien que se especializa en la denuncia de las maldades del poder

Michel Foucault cautivó a generaciones de intelectuales, pero, a 20 años de su muerte, recién ahora se lo empieza a estudiar en serio. Un monumental vocabulario foucaultiano, de Edgardo Castro, y una reflexión de Oscar Terán: ¿cómo fue recibida su obra en la Argentina?

Descrifrando a Foucalt
Descrifrando a Foucalt

——————————————————————————–

IVANA COSTA.

Si hubiera que situar a Michel Foucault en el pensamiento contemporáneo, se lo llamaría estructuralista (en líneas generales, quien aplica el modelo lingüístico a distintos campos del conocimiento) o se lo podría considerar el más célebre postestructuralista, ya que dio forma propia a ese legado. El, sin embargo, prefería colocarse en la tradición más venerable que inició Immanuel Kant, de quien se consideraba heredero directo. En el artículo “Michel Foucault” que él mismo escribió para el Dictionnaire des philosophes —bajo el seudónimo de Maurice Florence— eso dice: “En la medida en que Foucault puede ser ubicado dentro de la tradición filosófica, hay que ubicarlo en la tradición kantiana, y su proyecto podría llamarse una historia crítica del pensamiento”, que no debe confundirse con una historia de las ideas, o sea “con el análisis de los errores que se detectan luego de cometidos o con el desciframiento de las malas interpretaciones asociadas con estos errores sobre las que se apoya lo que hoy pensamos”. Su historia crítica del pensamiento es, en cambio, el análisis de las condiciones bajo las cuales se formaron o modificaron ciertas relaciones entre sujeto y objeto. No es —dice Foucault— el relevamiento de progresivas adquisiciones sino el estudio de las formas según las cuales los discursos se articulan en un dominio (la locura, la delincuencia, la sexualidad). Así, en Las palabras y las cosas (1966) Foucault analizó el desarrollo, entre los siglos XVIII y XIX, de las ciencias humanas: economía, ciencia natural, lingüística; y las estudió como conocimientos “objetivos” en relación con un “sujeto” (el Hombre) que —dice allí— es apenas “una formación discursiva destinada a desaparecer”.

Este proyecto metodológico, que Foucault había comenzado por su interés en el tratamiento de la sinrazón, prosiguió luego en textos como Arqueología del saber (1969) y Vigilar y castigar (1975), entre otros. Poco antes de su muerte, en una entrevista, le preguntaron a Foucault si había que tomarlo por un idealista, nihilista, anti-marxista, anarquista o neoconservador. Foucault contestó orgulloso que había transitado casi todas esas veredas y aun otras más espurias “una tras otra y hasta simultáneamente. Ninguna de estas descripciones importa por sí —decía— pero en conjunto significan algo. Y admito que me gusta lo que significan”.

Quizá haya que atribuir en parte el inmenso atractivo que sigue ejerciendo Michel Foucault a esta vocación por coquetear con todas las formas de pensamiento y a su habilidad para rechazarlas luego con elegancia y lucidez. En lo que va del año —el vigésimo aniversario de su muerte (se cumple el 25 de junio)— ya se publicaron en la Argentina cuatro libros sobre distintos aspectos de su vida y obra. Se trata de Michel Foucault. Glosario epistemológico, de Sergio Albano (Editorial Quadrata), San Foucault. Para una hagiografía gay, de David Halperín (reedición 2004 de El cuenco de plata), El infrecuentable Michel Foucault, compilación de ensayos coordinada por Didier Eribon (Letra Viva), y El vocabulario de Michel Foucault, de Edgardo Castro (Prometeo). Historiadores, sociólogos, estudiosos de la filosofía, la crítica cultural, el psicoanálisis, todos beben de la fuente Foucault por su modo de hacer filosofía y literatura.

En una historia intelectual que abarcó de 1954 a 1984, Foucault elaboró textos provocadores, críticas airadas, pobló las ciencias sociales de un vocabulario técnico fructífero que en muchas ocasiones tomó prestado —reformulado, actualizado—, de la Antigüedad; polemizó con el existencialismo, el marxismo, el humanismo cristiano, el liberalismo, y al fin sedujo a partidarios de todas estas corrientes por un ejercicio más intenso que sistemático del pensamiento crítico. Pero ¿sedujo o dejó sin habla? Porque, ¿quién querría colocarse en la vereda de enfrente de un francotirador tan talentoso? ¿Con qué argumentos podría contrarrestar su habilidad para reconducir el discurso o la formulación de los problemas?

Foucault se valió también de un lenguaje accesible, a veces burlón y de un buscado registro oral, escurridizo y suficientemente amplio como para causar admiración y perplejidad. Es cierto que muchos de sus “escritos” son ediciones de los cursos que dictó en el Collège de France (como Los anormales, El poder psiquiátrico, Hay que defender la sociedad y Hermenéutica del sujeto) o en Estados Unidos (como el seminario Coraje y verdad, publicado con traducción de Tomás Abraham en El último Foucault). Pero más allá de esta circunstancia editorial, el mismo Foucault parece haber desarrollado una escritura “oral” en la que son recurrentes, por ejemplo, las reiteraciones de verbos en infinitivo. En especial este tipo de recurso es copiado y reproducido hasta el hartazgo por exégetas, semiólogos, dramaturgos, periodistas y críticos de arte como un modo de invocar la riqueza conceptual del maestro que, decididamente, no ha iluminado a tantos discípulos.

Foucault sabía pronunciarse de manera sutil, llegado el caso, y disparar sus objeciones dando un rodeo, sin nombrar a su blanco. En el primero de los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad —por tomar un caso—. sitúa la cuestión de la sexualidad en la problemática más amplia de la circulación de los discursos, y cuestiona la eficacia del “encarnizamiento en hablar del sexo en términos de represión”. “Hablar contra los poderes, decir la verdad y prometer el goce —escribe—; ligar entre sí la iluminación, la liberación y múltiples voluptuosidades (…). He ahí lo que sostiene en nosotros ese encarnizamiento: he ahí lo que quizás también explica el valor mercantil atribuido no sólo a todo lo que del sexo se dice, sino al simple hecho de prestar oído a aquellos que quieren eliminar sus efectos.

Después de todo —concluye— somos la única civilización en la que ciertos encargados reciben retribución para escuchar a cada cual hacer confidencias sobre su sexo, como si el deseo de hablar de él y el interés que se espera hubiese desbordado las posibilidades de la escucha, algunos han puesto sus oídos en alquiler.” Sin mencionarlo, ataca, sarcástico y agudo, al psicoanálisis, cuyos cultores procesan de tal modo la palabra foucaultiana que logran sortear su crítica. Pocas veces en la historia de las ideas convivieron tan a gusto el tábano y el buey.

Un diccionario útil y exhaustivo

Entre los varios trabajos sobre Foucault que se han publicado este año en la Argentina, el más audaz, ambicioso, útil y bien logrado es “El vocabulario de Michel Foucault”, de Edgardo Castro.

Se trata de un formidable trabajo académico —editado por Prometeo y la Universidad Nacional de Quilmes— que lleva el subtítulo “Un recorrido alfabético por sus temas, conceptos y autores”. En el prólogo, Castro, que dictó seminarios de filosofía contemporánea en la UBA y sigue haciéndolo en la Universidad Nacional de La Plata, advierte el riesgo de la empresa que ha iniciado, que puede bien confundirse con aquella clasificación de los animales en la enciclopedia china que había imaginado Borges y que Foucault citó al comienzo de Las palabras y las cosas.

Como aquella clasificación, el vocabulario “podría ser sólo el esfuerzo para encontrarle un lugar común a lo que parece no tenerlo”, teniendo en cuenta que, como también ha visto Castro, el mismo Foucault subrayaba el carácter fragmentario e hipotético de su trabajo, “su renuncia a elaborar teorías acabadas y su horror por la totalidad”. Pero podría ser el caso de que ese espacio común existiera. Castro hace propias, allí, las palabras de Foucault: “No escribo para un público, escribo para usuarios, no para lectores”.

Los usuarios de este vocabulario van a valorar su riguroso recuento de términos, conceptos y personas ordenados alfabéticamente. De cada una de las voces (inclusive de las mismas voces utilizadas con grafías diferentes), Castro releva todas sus apariciones dentro de la obra foucaultiana y luego identifica, en cada caso, en qué textos aparece y en qué página. La palabra griega hupomnémata, por ejemplo, que Foucault utiliza en el sentido de “guías de conducta”, aparece en total 48 veces, distribuidas en las páginas de Dichos y escritos IV y en Hermenéutica del sujeto. Las voces remiten o bien a conceptos específicamente foucaultianos, como “episteme” o “discontinuidad”, o bien a autores que marcaron la obra de Foucault: filósofos clásicos y modernos como Platón, Kant, Hegel, pero también académicos con quienes tuvo una relación estrecha, como el comentador de Hegel Jean Hyppolite, a quien Foucault sucedió en el Collège de France, o como el helenista Pierre Hadot, cuya obra y comentarios fueron esenciales para inspirar e iluminar la propia lectura foucaultiana de los griegos. Finalmente hay entradas que remiten a los grandes temas de Foucault, como poder, locura, psiquiatría. Así, Castro logra abordar algunos aspectos menos tratados del pensamiento foucaultiano: su interpretación de los antiguos (a través de términos como aphrodisia, divinatio o epithymía) y su hipótesis sobre la formación de la racionalidad política moderna.

“Para Foucault —explica Castro, en diálogo con Ñ—, la clave del poder no es la disciplina, como se repite a menudo, sino la normalización y la politización de la vida. Es en la relación entre esta bio-política y liberalismo, donde aparece el análisis más certero de Foucault. El funcionamiento del poder es en torno a la vida; el verdadero objeto de la política es la vida, y eso es cada vez más explícito en nuestras sociedades.”

– —¿Vida entendida cómo?

– —Como la vida animal, biológica. La política de la vida es el gran invento de la racionalidad política moderna. El debate actual es hasta dónde esto es realmente moderno o —como dice Giorgio Agamben— esto ya está en la clásica noción de soberanía.

– —¿Cuál es el uso que hace Foucault de los antiguos?

– —Tiene con ellos una relación ambigua: le fascinan pero los considera un gran error (por ejemplo, en la medida en que la ética clásica es una ética elitista). A su vez, no puede valerse de la filosofía antigua con nostalgia. Creo que llega a ella por dos razones: necesita plantear una forma de acción política que no sea revolucionaria, cuyos cambios no se expresan bajo la forma de la toma de conciencia o de la ideología, y se nutre de los antiguos para ver la articulación entre el gobierno de los otros (la política) y el gobierno de sí mismo (la ética). En relación con una genealogía de las formas de poder, Foucault se pregunta si es posible un poder no disciplinario y encuentra que los antiguos efectivamente lo tenían. Asimismo, su lectura de la Antigüedad no es corriente: valora el helenismo, trata de que este periodo arroje luz sobre la Modernidad y renueva el canon al rescatar textos poco transitados, como la Económica del pseudo-Aristóteles.

– —¿Foucault era un pensador sistemático?

– —No estrictamente, pero sí hay una problemática que domina su obra: el sujeto o, si se quiere, la relación entre historia y sujeto. La relación de Foucault con la historia también es ambigua: critica las filosofías de la historia y hasta toma prestada la palabra arqueología para no usar “historia” pero termina escribiendo historias, y tiende a plantear en términos históricos las antítesis conceptuales. Según él, la historia de los códigos es relativamente más estable y lo que cambia, en cada caso, es el modo de problematización. En relación con el poder, por ejemplo, no tiene sentido plantearse si es bueno o malo porque uno nunca está por fuera de las relaciones de poder: la cuestión es cómo estas relaciones se forman históricamente.

– —¿En qué medida sus propias clases sobre Foucault fueron inspiración para esta tarea?

– —Ahora no estoy dictando Focault en la facultad: creo que cada tanto hay que tomarse un descanso. Pero he visto que por lo general se llega a Foucault con ideas raras: se piensa que está mucho más cerca del marxismo de lo que está, o que es una especie de crítico cultural, alguien que se especializa en la denuncia de las maldades del poder. Yo entiendo: es fàcil ver en la tesis disciplinaria un aspecto sociológico, pero para Foucault la disciplina es un caso de otro problema más amplio: la normalización. Vigilar y castigar no es un libro de sociología: no describe una sociedad sino un ideal.

– —¿Esto es una falla de la divulgación que su pensamiento ha tenido? ¿No se presta acaso Foucault a esa distorsión?

– —Creo que la tendencia a canibalizar a un autor siempre existe, pero hay aspectos de cierta recepción local de Foucault francamente extraños. Aquí, por ejemplo, se suele ignorar el diálogo muy estrecho que Foucault establece con Husserl en Las palabras y las cosas, o también su relación con Kant, en cuyo proyecto filosófico Foucault quiere explícitamente inscribirse. Aquí hubo una recepción más sociológica que filosófica y también una recepción del mundo psi. Ahora, por qué los psicoanalistas se sienten tan atraídos por Foucault es un misterio: Foucault y Deleuze son dos autores antipsicoanalíticos, y ambos hacen una crítica política al psicoanálisis muy adecuada, a mi modo de ver. La crítica de Foucault a la sociedad disciplinaria, sobre la que tiene una visión bien negativa, es una crítica de la sociedad de normalización, pero el psicoanálisis es para él una de las estrategias de la normalización. Por eso debemos llegar a una lectura filosófica de Foucault.

– —¿Cuál sería la diferencia entre esta lectura y las otras?

– —Sería una lectura a partir de los problemas de la tradición filosófica: no se trata de un método o de un objeto sino de inscribirla en los problemas de la tradición filosófica. Leer un filósofo no es ir a buscar la confirmación de lo que uno ya piensa.

– —¿Quiénes son hoy los herederos intelectuales de Foucault?

– —Yo creo que así como hubo un auge de la filosofía alemana y otro de la filosofía anglosajona, llegará el auge de la flosofía francesa e italiana: Giorgio Agamben me parece uno de los más interesantes. Pero hay otros, como Jean-Luc Nancy en Francia y Roberto Esposito en Italia. Hay problemas que se ponen de moda: en un tiempo fue la filosofía de la ciencia, luego la filosofía del lenguaje, y ahora es tiempo de problematizar la relación entre política y ética y de esta relación se ocupa la filosofía latina contemporánea.

– —¿Foucault está de moda?

– —Creo que hubo una moda divulgativa de Foucault; pero ahora comienza el ciclo académico. Igual hay que esperar las sorpresas porque Michel Foucault no se acabó. De los cursos que dictó en el Collège de France sólo hay cuatro editados y todavía faltan nueve. Creo que aún hay mucho que esperar.

- Si querés leer más artículos sobre filosofía hacé click aquí

Wired News: Galileo: �un desaf�o al poder de EE.UU?

Wired News: Galileo: �un desaf�o al poder de EE.UU?

Es casi seguro que la navegación satelital no ocupará un lugar prioritario en la agenda cuando, la semana próxima, el presidente Bush se reúna con los líderes de Europa en Irlanda, para celebrar la cumbre anual entre Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo podría suceder que, en el largo plazo, un convenio del que poco se ha hablado que haría posible que los satélites del Viejo Mundo convivan en paz con los del Nuevo Mundo resulte el tema más importante de la cumbre para la gente común y corriente de todo el planeta.

Ya hace años que los conductores encuentran su camino a casa -y las bombas su trayectoria a los blancos-gracias al sistema de posicionamiento global o GPS. El conjunto de 27 satélites estadounidenses les da a los receptores que se encuentran en tierra una idea precisa del lugar del globo en que están situados. Desde fines de los años 90, los europeos vienen trabajando en su propia versión del GPS, un sistema llamado Galileo.

Una Buena Noticia!

Declararon moratoria a los desmontes en Santiago del Estero. Medida histórica para los bosques nativos

El decreto fue firmado ayer por el interventor Pablo Lanusse. Rige por seis meses renovable a tres más. Plantea la necesidad de un ordenamiento territorial y revisión de permisos ya otorgados, algo que Greenpeace, junto a otras entidades, reclama desde hace tiempo. Hoy habrá una gran marcha campesina en la capital provincial de la que Greenpeace formará parte.

Ver Nota completa

Para el Hijo de Puta de George W. Bush

Una encuesta encargada por la Autoridad Provisional iraquí, dependiente de los norteamericanos, derrumbó la última justificación esgrimida por la administración Bush para la invasión. Sólo un dos por ciento de la población ve a las fuerzas extranjeras como “liberadores”. El 92 por ciento prefiere definirlos simplemente como “ocupantes”.